Hoy he empezado a ordenar mi cajita de vacaciones: mis dibujos, libretas, fotografías, objetos importantes…

Todo empezó cuando elegí destino… unos días antes de ‘aquel día’ decidí ir a un lugar en medio del mar… seguramente empujada por esa niña que llevo dentro y el deseo de seguir sorprendiéndome.

Deseo que me hizo feliz desde que empecé mi viaje, acompañada por la música, con esa sensación que recorre el cuerpo cuando estás haciendo algo que al pensarlo te hace suspirar….

A la vez recordaba aquellas palabras que mi padre nos decía de pequeños cuando estábamos de vacaciones “Niños, las vacaciones son para aburrirse” y que me resuenan como un mantra en mis días de descanso, tener esa sensación de no tener obligaciones y poder elegir hacer lo que a uno le apetezca, desde nada hasta todo, el caso es sentir que no tienes deberes que hacer.

Cada sensación al pensar “qué haré después de tomarme este café?” fue una rayita más en mi pila interna, una rayita más que suma momentos, sabores, sentimientos, olores … todo lo que toca gracias a elegir estar cerca de mí.

Esos 4 días conocí a aquellas chicas cuyo rumbo era encontrarnos en ese destino: nosotras.

En mí se ha quedado todo aquello que me hará sonreír cuando lo recuerde, y una bonita conclusión… la necesidad que tenemos las personas de sentirnos… solo de sentirnos. De estar en algún sitio en el que cuando te miran hay silencio porque existe, de poder ser casi desde cero, de aceptar ser imperfecta, de viajar en el tiempo rescatando todos esos recuerdos para cerciorarme que siguen formando parte de una misma.

Sigo aquí. Seguimos allí.

Una palabra: Maktub

Un lugar: Isla

Un olor: Ylang Ylang

Una emoción: Ellas y ellas.

Un amor: Mi familia

Un objeto: Cerámica

Un animal: Libélula

Y el yoga por las mañanas… el bosque por las tardes… y la luna por las noches…

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